Ouvrez vos yeux, le monde est là.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Thor.

   Hoy quiero vivir siempre, no envejecer, continuar viviendo y enfrentarme eternamente a la vida, rehuyendo a la muerte, tal y como Thor.
Las células van envejeciendo, duplicándose, creciendo y muriendo. Su vida viene marcada por los extremos de los cromosomas, los telómeros, los cuales conforme se duplica el ADN en el momento de la mitosis, se acortan. Así, cuando ya no queda nada, la célula muere, lo que se conoce como apoptosis celular. Se me ocurre entonces, que un método para evitar el fin de la vida, sería evitar ese acortamiento, lo que se consigue con un enzima llamado telomerasa. Si consiguiera esto, que es en cierta forma posible, ¡sería inmortal!
La ilusión se quiebra cuando me doy cuenta de que si no hay nada que regule el número de divisiones de las células, éstas se dividirían una y otra vez, teniendo problemas tipo cáncer y demás. Además, las neuronas no se reproducen, por lo que si viviera eternamente, me quedaría sin ellas, únicamente con células de glía, las cuales no son tan eficaces.
   Así pues, no me queda más remedio que aprovechar la vida al máximo.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Flash.

   Me he levantado esta mañana y me han entrado ganas de correr por todo el mundo, de dar la vuelta al mundo no en 80 días, sino en 0.91 segundos, mientras veo pasar rápidamente el Big Ben, la Muralla China, el Taj Mahal, el Empire State, las pirámides de Egipto... Es decir, tener el poder de la supervelocidad, o sea, ser Flash. Si se supone que este héroe corre a unos 300.000.000 m/s, y que el 100% de la energía del alimento se convierte en energía cinética, necesitaría comer... ¡150 millones de hamburguesas!
   Bueno, al menos existe un número...

Otra oportunidad.

   La vida pasa y no le importa lo que hagas. No le importa si fallas, si te equivocas en algo. Ella sólo pasa, pasa y pasa, arreciando todo lo que encuentre a su paso. Quieras o no, terminas haciendo algo mal o no consigues lo que te propones, y es entonces cuando te das cuenta de eso, porque deseas e intentas conseguir una nueva oportunidad, pero no puedes, porque no puedes volver al pasado, porque no puedes cambiar ese fragmento de vida. Te sientes impotente, y lloras. Son lágrimas que van saliendo una a una, y conforme salen, te arrancan un pedazo de ti que ojalá pudieras reponer, un pedazo de tu vida que no volverás a vivir.
   Escucha entonces el canto de los pájaros, siente el viento en la cara, siente la lluvia cayendo suavemente sobre ti, y te das cuenta entonces de que puedes volver a vivir cosas nuevas, o las mismas, pero vividas de diferentes maneras; te das cuenta de que la vida te da otra oportunidad, no para enfrentarte con lo sucedido, sino para enfrentarte con lo que sucederá.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Pasa y te arrastra

   La vida pasa, y te arrastra. En ese movimiento, te cruzas con otras personas, con las que, al cabo de un tiempo junto a ellas moviéndoos por el mismo camino azaroso de la vida, piensas que siempre te van a importar, que nunca se alejarán de ti, ni tú de ellas. Sin embargo, por una cosa o por otra, por una ola más o menos grande, terminas revolcado en la orilla solo, o con unos pocos que seguirán contigo. El amor es la corriente de la vida que más te apega a una persona pero no está a salvo de la furia del mar de la vida, pudiendo separarte o unirte una y otra vez o ninguna vez más. Cuando algo se acaba piensas que no vas a poder conocer a nadie más, que tú quieres a esa persona y con ella es con quien quieres estar. La vida se te antoja difícil, pero es entonces, en el momento de más desesperación, cuando llega alguien sin darte cuenta. Ese alguien va adentrándose en ti poco a poco, muy poco a poco, y es un día cuando te das cuenta de lo que ha conseguido. No es que haya entrado para quedarse, sino que ha llegado a tal profundidad que ha desplazado a esa persona. Ya no piensas tanto en ella, te da igual; cuando lo haces, sientes un sentimiento raro, pero a la vez, te ilusionas, porque aunque sepas que no hay nada con esa persona nueva, te das cuenta de que has conseguido olvidarte de lo pasado, de que todo pasa y todo llega.
   No está mal pensar, recordar y llorar. Es más, te hace ver que eres humano, que eres capas de amar y sentir nostalgia, decepción y arrepentimiento, y ello te hace superarte. No es un paso atrás, sino un paso más con el que llegas a asumir que rendirse no es una opción.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Espuma

   Hoy me he preparado un chocolate caliente, con espuma. La mayoría de las veces me lo he bebido como si nada, pero hoy ha sido especial. He cogido la taza y un cómic, y me he tumbado en la cama. Estaba en silencio, leyendo, y me he dado cuenta de un sonido que no venía de fuera de la habitación, sino de dentro, de la taza. La espuma hacía ruido. En ese momento del descubrimiento, me sumí en un gran estado de tranquilidad y de satisfacción. Recordé entonces el sonido del mar, cuando el agua que queda en la orilla comienza a ser absorbida por la arena haciendo un sonido similar.
   Hay miles de pequeñas cosas que nos pasan desapercibidas, cosas a las que no damos importancia. Y son esas pequeñas cosas por las que hay que luchar en la vida, las que con su búsqueda, una vida se distingue de otra.