Ouvrez vos yeux, le monde est là.

viernes, 3 de febrero de 2012

Sueño de una noche de verano.

   En esos días en los que no paro, cuando me meto en la cama, con sueño, con frío, con la cabeza llena de mil millones de cosas, se abre un claro y me doy cuenta de lo tanto que echo de menos. Echo de menos despertarme, temprano, asomarme a la ventana, y aunque es verano, hace frío. Y veo el campo, árboles, un estanque, un edificio gris; y siento una profunda alegría de estar allí. Echo de menos el subir las escaleras; echo de menos los paseos por esos escalones imposibles para ir a desayunar; echo de menos ser siempre el último de la cola, porque no te importa serlo si estás esperando con una bandeja con esas personas; echo de menos esas tardes en el estanque, en el salón o donde fuera; echo de menos esos baños en la piscina, bucear a escondidas y prestar las gafas; echo de menos esas noches tirados en el suelo o en el césped con mantas, esas comilonas nocturnas; echo de menos las ranitas en el estanque, un paseo en barco, mirando el mar acompañado de las mejores personas; echo de menos ser asustado por la ventana, levantarme empapado gritando, asomarme a la ventana y que nos tiren un globo de agua, a mí y a esa personilla; echo de menos las coreografías improvisadas y grabadas a escondidas, ir al gimnasio a las siete de la mañana, porque aunque tengas sueño, el estar con alguien tan grande merece la pena; echo de menos esas cartas, esos gritos, esos trucos sorprendentes de cartas, a ese mago que te enseña a ser mejor persona; echo de menos los días en la playa, esos baños helados, la búsqueda de una buena foto; echo de menos perderse por el monte con un mapa, salir a correr a las seis de la mañana; echo de menos cantar con ellos y reírme, abrazarlos y sonreír, y que te digan que gracias por haber hecho magia de ese viaje. Echo de menos esos momentos Do Mar.
   En esas noches que te dejas caer en la cama, dejas caer una sonrisa a oscuras y deseas soñar con una noche de verano.