Ouvrez vos yeux, le monde est là.

domingo, 9 de junio de 2013

Todo está bien.

Decir que todo está bien es tan fácil. Después de que te haya pasado algo malo, de que te hayas desilusionado, de que hayas sentido cómo tu corazón ha estallado en miles de millones de pedacitos cuando esa persona a la que querías besar y no separarte nunca de ella te dijera que era pronto, o que te rechazara simplemente; después de que te hayas vuelto a caer cuando tu vida parecía que cobraba cierto equilibrio y estabilidad, sólo basta una simple pregunta de cualquiera de que cómo estás, si estás bien, si estás mal, si quieres llorar, si quieres reír, si quieres hacer algo para despejarte, para contestar con un simple ``sí, bien´´. Sabes que no sirve de nada, que nadie se lo cree, pero tú lo dices, tal vez no por engañar al otro y que no te pregunte más para no hurgar más en la herida, sino, tal vez, sólo tal vez, porque quieres engañarte a ti mismo. Pero piensa, ¿no será mejor que dejes de engañarte? Si quieres engañar a los que te rodean y te preguntan cómo estás allá tú, ¿pero tú también te mereces esas mentiras?. Di que estás mal, llora, si no quieres sobre el hombro de alguien, sobre el tuyo mismo, derrama esas lágrimas de rabia, de frustración, de desamor, de lo que sean. Sácalo todo y empieza a aprender, aunque en un primer momento creas que no tienes nada que aprender y que lo que eres es un desgraciado. ``Si la vida nos lo pusiera tan fácil sería aburrida´´. Tú sí que estás aburrido de escuchar esa frase, de repetírtela mil y una veces, y nada, porque no sirve. En esos momentos ya no te acuerdas de los momentos de triunfo, sino que solamente se te vienen a la cabeza esos recuerdos tristes y grises. Lo único que te dices es que no vas a aprender nunca de la vida, pero que poco a poco aprenderás a engañarla.
Decir que todo está bien es tan fácil... lo difícil es que sea verdad.