Ouvrez vos yeux, le monde est là.

lunes, 4 de junio de 2012

A un destinatario anónimo.

   Nadie tuvo el valor de decirme que esto iba a ser así, que lloraría, no de pena, sino de alegría; que caería abatido a la cama para después desear abrazarte. Nadie me dijo que después de besarte me volvería adicto e impreciso, que recobraría la poca cordura que un pobre bobo puede tener. Queda prohibido olvidar. Allí, entre las sábanas, quedarán guardados mis besos y caricias, mis regalos. Entre páginas y páginas, días y días, se guardará uno muy especial.

¿Imaginas vivir en ese hueco del árbol? ¿Nos imaginas todas las mañanas sentados en ese banco? ¿Y despertarte con una infinitud de besos? ¿No? ¿Imaginas encontrar en tu pantalón mil y una sorpresas? ¿Sentir cómo te acaricio el pelo? ¿Sí? ¿Me imaginas a mí?

  Yo no quiero imaginarte. No quiero pensarte. Solo quiero sentirte a mi lado. Que me cantes, que te recite, que nos olvidemos del mundo, de los ruidos, de los obstáculos, de las gafas, de todo. Queda prohibido sentir miedo. Amarte. Solo quiero eso.

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